jueves, 12 de julio de 2007

Increíble pero cierto. He vuelto.

Muchos de Uds. me recordarán apenas empiecen a leer esto. Por mucho tiempo, me llamé Nenita y mantuve un sitio donde hice un seguimiento a mi proceso de recuperación de la anorexia, una enfermedad tan dolorosa que modificó mi vida para siempre. Para otros, mi historia puede sonar desconocida. Ese blog, que originalmente se llamó "Diario de una víctima de los estereotipos" mutó a "Segunda Vida" una vez el proceso de recuperación empezó a dar frutos.
Debo confesar que inicialmente la mejoría fue solamente piscológica, pero que mi miedo por la comida seguía vivo. Tanto así, que en el transcurso de los últimos dos años, tiempo que he sufrido problemas alimenticios, mi peso tuvo sus subidas y sus bajadas. Mi pico más alto, cuando todo empezó, eran 70 Kg. En mi peor momento, pesé 32 Kg. Y si mi familia no hubiera tomado acciones concretas, probablemente habría seguido bajando en espiral vertiginosa camino a la muerte.
No estoy aquí para contar una feliz historia acerca de cómo le perdí el miedo a la comida. Tampoco estoy aquí para decir qué hacer y qué no en orden de alcanzar una recuperación exitosa. A decir verdad, no se realmente mucho sobre psicología y lo poco que se no me ha servido realmente.
Y si ya me había recuperado, ¿cómo es que decido volver, esta vez bajo un nuevo nombre?
Es simple. Los transtornos alimenticios son como una especie de fantasma, que ronda en la penumbra buscando el momento perfecto para acechar, asustar, causar insomnio, terror...
Creí haberme librado finalmente de la enfermedad. Pero esta vez ha vuelto, y con tintes más complejos. Por cada dos días de ayuno o comportamientos anorexicos, vivo otros dos en los que la comida es una obsesión, comer es un impulso incontrolable que no puedo manejar y que se convierte en una orgía que, a diferencia de otras, no termina en placer sino en dolor, en culpa, en asco hacia mí misma.
Sí. Ahora soy anoréxica y bulímica. ¿Cómo demonios llegué a esto? No lo sé. La terapia psicológica no pudo explicarmelo, yo misma no pude comprenderlo tampoco. Mi familia, probablemente desesperada, ha decidido hacer caso omiso a mi problema. Ahora más que nunca, necesito un lugar para expresar mis sentimientos, mis temores. Ahora, más que nunca, siento la imperiosa necesidad de organizar mis ideas, de darles forma, a ver si finalmente logro comprender lo que me ocurre. La comida es mi excusa, pero no es el problema. Después de meses de abstinencia (casi completo el año) he vuelto a caer. Seguro, ahora mi cuerpo luce como el de alguien normal, pero la enfermedad sigue ahí.
Alguien alguna vez me dijo que yo escribía muy bien, y que en algún punto de mi vida probablemente terminaría escribiendo un libro. Bueno, no creo poder esperar tanto tiempo. Y siento que mi historia es algo que vale la pena contar, esta vez con pelos y señales. Para esto es este sitio. Aquí narraré nuevamente, día a día, y creo que con mayor profundidad que la primera vez, mi experiencia tortuosa con la comida. Tal vez a medida que escriba, mi alma se libere y puede que termine por comprender el problema y, mejor aún, comprenderme a mí misma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Llegue aquí por el blog de Victor Solano, y me gustó lo que escribes. Hasta tu Nickname me gustó indica mucho.

Animos! escribe y te leeremos.

Deseo que superes esta enfermedad y que vivas una vida donde la comida no sea ni tu enemiga ni tu excusa.

Saludos Guerrera!